Y el NaNoWriMo llama a tu puerta




Es veintiséis de octubre, criaturas. Y eso significa que el NaNoWriMo se cierne sobre nuestras cabezas.

Para quienes no lo sepáis, el National Novel Writing Month (o NaNoWriMo para los amigos) es un colosal reto de escritura que convierte a escritores de todo el planeta en extraños seres ermitaños durante el mes de noviembre de cada año desde hace veinte años.

El objetivo es fácil de explicar (que no de cumplir): consiste en escribir 50000 palabras entre el 1 y el 30 de noviembre. Esto se traduce en una media de unas 1667 palabras diarias, cosa que está lejos de ser sencilla.

Por lo demás, el reto no podría ser más laxo: se puede escribir lo que sea (novela, poesía, colección de relatos cortos...), de absolutamente cualquier género, empezando por donde se desee, concentrándose en una única obra o alternando entre varias, avanzando un poco todos los días o pegándose un atracón los fines de semana. Basta con que, comenzando como muy pronto el 1 de noviembre, se llegue al día 30 con esas 50000 palabras acumuladas. 

Para que os hagáis una idea de las cantidades que estamos manejando, Hamlet tiene 30006 palabras, El Perro de los Barkerville tiene 59600 y Harry Potter y la Piedra Filosofal llega casi a las 77000. Así que sí: estamos hablando de muchas palabras.


No tengo pruebas, pero con la cara de estrés de este muchacho no albergo dudas de que está escribiendo para el NaNo.


Por motivos evidentes, presentarse al NaNo (que es tan sencillo como inscribirse en la página web con un nombre de usuario y un título para tu proyecto) implica cumplir ciertos requisitos: si tienes la férrea convicción de que apenas sacarás veinte minutos diarios para escribir, o si solo puedes ponerte a ello los sábados, resulta obvio que no lo vas a lograr por muy rápido que teclees. Se necesita además un mínimo de fuerza de voluntad: el NaNo es una prueba contrarreloj en la que no hay tiempo para volver atrás, borrar, corregir y replantearte las cosas, así que tienes que haber creado en ti la predisposición necesaria para trabajar incansablemente durante un mes por mucho barro que te parece que estés dejando atrás. Ya habrá tiempo de volver sobre tus pasos cuando tengas el diploma del NaNo entre tus manos.

Personalmente, siempre he sido un desastre organizándome para escribir. Tan pronto estoy dos meses sin sacar ni una línea como redacto diez mil palabras en dos días. Entre eso y mis múltiples obligaciones y distracciones del mundo real (estudios, entrenamientos, trabajo, familia, amigos...), el NaNo ha sido siempre una idea muy lejana para mí. No disponía ni del tiempo ni de la constancia que el reto exigía. Y sí, obviamente no pasa nada por no acabarlo, pero no me apetecía intentarlo a sabiendas de que no pasaría de los tres primeros días.

Este año, sin embargo, la situación es diferente: estoy de Erasmus, así que mi carga lectiva es algo menor. Tampoco está aquí mi familia, no doy clases particulares de nada y no entreno. En definitiva: tengo tiempo. Lo que sigo sin tener, claro, es esa predisposición y capacidad de compromiso de la que os hablaba.

Pero he decidido que esta es la ocasión perfecta para cambiar mi forma de trabajar: quiero acostumbrarme a escribir todos los días. Deseo crearme una rutina, tener un horario; este es, después de todo, mi otro trabajo, ese al que presto atención a horas ilícitas y con el que tengo encuentros fugaces e intensos. ¿Por qué no convertirlo en algo oficial y tratarlo como a cualquier otro trabajo? Me gustaría normalizarlo, transformarlo en una costumbre, adaptarme a esforzarme un poco todos lo días.

Un mes es poco tiempo y, como decíamos, 50000 son muchas palabras. Pero mi objetivo no es llegar al tope, sino crearme esa rutina. Si consigo acostumbrarme a escribir sin falta cada noche, la satisfacción será plena para mí con o sin diploma.






Os comunico que me lanzaré a ello con una novela distópica titulada Cielos de cuarzo. Si todo va bien, el 1 de diciembre tendré 50000 palabras con las que trabajar, así que esta historia podría ver la luz algún día. Por ese motivo, no haré muchos spoilers.

Tengo intención de pasarme por aquí un par de veces a lo largo de noviembre para ir contándoos cómo va el asunto. Sin embargo, si queréis seguir de cerca mi proceso de escritura, saber cómo me va o compartir conmigo vuestras propias experiencias, os dejo mi Twitter y mi cuenta en NaNoWriMo (no dudéis en mandarme una petición de amistad si lo deseáis). ¡Me hará muy feliz saber de vosotros!

Quiero finalizar dejándoos con las perspectivas de dos amigos míos, compañeros de escritura de un grupo de Telegram que surgió como fuente de motivación e inspiración pero que ha acabado convirtiéndose en mucho más: Sergio, que ya tiene experiencia con el NaNo, y David, que al igual que yo se estrena este año. (Por cierto, para reconocer a los miembros de este grupo, ¡buscad el casco con cuernos que es símbolo del NaNo en las fotos de perfil de usuarios de Twitter o Telegram!).


Sergio Mesa

Twitter: @_SergioMesa

La verdad es que de momento no puedo decir muchas cosas bonitas sobre el NaNoWriMo, pero las que puedo decir son MUY bonitas. Con este año me he apuntado a esta locura tres veces. Bueno en realidad cuatro, pero la primera ni la cuento, que sólo me hice el perfil en la página oficial y luego no escribí nada.

De esas primeras intentonas aprendí que sin un buen planteamiento previo de lo que quería hacer no iba a ninguna parte. Puede que haya quien sea capaz de correr a lo loco por la jungla con sólo una brújula en la mano, pero cuando yo lo intenté se me comieron los cocodrilos. Mejor con una buena escaleta, fichas de personajes y un arsenal de imágenes en Pinterest para marcar el camino. Otra cosa que saqué en claro es que sin una rutina de trabajo tampoco iba a conseguir mucho. Lo de escribir todos los días ya es duro, pero escribir casi 2k palabras diarias sin un hábito preestablecido es imposible... al menos para mí. Que hay gente muy (maravillosamente) loca ahí fuera que puede hacerlo, incluso mientras corre a lo loco por la jungla. Y lo más importante que he aprendido es que el editor interno tiene que estar amordazado y metido en algún maletero. En el NaNoWriMo hay que escribir un primer borrador y hay que hacerlo muy rápido. No hay tiempo de andar revisando lo escrito o puliendo estilo, hay que vomitar el texto y seguir adelante. Ya habrá tiempo en Diciembre para editarlo. En concreto el año pasado me quedé a medio camino de salir de la jungla porque me empeñé en revisar lo escrito, me frustré, eso me retrasó y acabé perdiéndome.

Y ¿qué es todo eso muy bonito que tenía que decir? Pues, por un lado, que aprender todo eso de primera mano no tiene precio. De verdad, si participas y te tomas un rato para ver qué hiciste, que no y por qué se te acabaron comiendo los cocodrilos vas a aprender mucho más que leyendo ningún artículo de cualquier gurú de la escritura. Pero sobre todo, lo maravilloso del NaNo es la gente. Todos los años (incluso ese en el que ni me acerqué a los árboles) he conocido personas estupendas. El NaNoWriMo es un evento social, se forman grupos de personitas que como tú mismo están dispuestas a meterse en una jungla oscura para salir de ella con una historia debajo del brazo. Esa gente es la que hace que todo valga la pena, consigas o no tu objetivo. Conservo un par de buenos amigos de esos grupos. Y por eso, aunque a veces sea un infierno, recomiendo muy fuerte a cualquiera participar en el Mes Nacional de Escribir Novelas.



David Orell

Twitter: @daveorell

Participar este año en NanoWrimo fue una decisión madura porque me llevó dos minutos decir que sí. Así soy yo. ¡Pim, pam! Y luego lloro bajo la ducha porque queda muy dramático. Lo cierto es que llevo años pensando en participar, pero siempre ocurre algo que me lo impide o porque paso literalmente (nunca mejor dicho) de todo, que también es cierto. No obstante este año me lo tomo de otro modo y solo me bastó leer NanoWrimo en Twitter para tirarme de cabeza a este reto.

De hecho, estoy trabajando en la revisión y reescritura de mi novela, tengo dos lecturas beta, acabo de retomar el blog, tengo un proyecto literario chiquitito para Instagram, otro para otro asunto que no puedo decir todavía, y ahora el Nano. ¿Falta de tiempo? Probablemente tengo algo más de tiempo que de costumbre. Todo es organizarse. Todo es, como dije antes, echarle valor. Y porque el argumento ese de que nunca antes había participado es, per se, un buen motivo para unirme al reto. Así que estoy decidido.

¿Qué voy a hacer? Como hace nada tracé en líneas generales mi pequeño universo literario de ficción con personajes LGBTQ, aprovecharé noviembre para completar la escaleta de la futura novela. Digo completar porque soy optimista, igual el 7 de noviembre estaré con mi canción de “cagonentodos” acompañado de mi arpa.

En fin, a escribir, que de eso se trata.

Podéis encontrarme como DaveOrell en Nano, por si queréis venir a verme mientras lloro bajo la ducha con el cuaderno en la mano XD


¡Una cosa más antes de marcharme! Os dejo esta entrada que escribió David en su propio blog sobre el NaNo, con la colaboración de un montón de autores (entre los que me encuentro), y también el de Eva, otra compañera del grupo que ha escrito un par de artículos al respecto de este reto.

Y nada más. Os animo a todos a participar, incluso si no veis claro eso de las 50k: el objetivo no es la cantidad, sino el aprendizaje. No es la meta: es el camino. Lo que descubráis en el trayecto, sobre vuestra voz y sobre vosotros mismos. Es la gente a la que conozcáis, las experiencias que compartáis, las ideas que puedan nacer de la nada.

El NaNoWriMo llama a nuestra puerta, compañeros.

Seamos buenos anfitriones y abrámosle con una sonrisa y los bolígrafos bien cargados. No en vano somos escritores.


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